Angela Davis es una de las mayores exponentes feministas en la lucha por los derechos humanos, en especial contra la discriminación racial, con la defensa de los derechos LGTBIQ+ y el abolicionismo del sistema carcelario. Es abanderada del feminismo interseccional de corte marxista.

Angela Davis es una de las mayores exponentes feministas en la lucha por los derechos humanos, en especial contra la discriminación racial, con la defensa de los derechos LGTBIQ+ y el abolicionismo del sistema carcelario. Es abanderada del feminismo interseccional de corte marxista.

Nació el 26 de enero de 1944, en Birmingham, Alabama (Estados Unidos). Al lugar donde nació le llamaban Dynamite Hill; eran los años cuarenta, tiempos de segregación racial en los que las casas de los afroamericanos eran dinamitadas por el Ku Klux Klan. Así, Angela Davis creció siendo testigo de la brutalidad policial, el supremacismo blanco, la segregación racial y la violencia racista.

Estudió en un colegio solo para afroamericanos, donde los recursos educativos estaban muy por debajo de los centros para personas blancas. A pesar de ello, a los 14 años recibió una beca para poder estudiar en Nueva York, en Elisabeth Irwin, una escuela progresista en Greenwich Village. A raíz de este momento, Angela conoce el socialismo, lee ‘El Manifiesto Comunista’ y se fascina por la idea de una revolución comunista en Estados Unidos. Comienza a comprender que el racismo y la opresión de los pueblos negros se enmarcan en un contexto capitalista mundial y que las expresiones de racismo que había presenciado en Dynamite Hill “eran resultado de un sistema despiadado que se mantenía en pie mediante el fomento del rencor, la competitividad y la opresión social de un grupo social por otro”.

En 1965, al acabar la universidad, decidió estudiar filosofía en la Universidad J.W. Goethe (Alemania Occidental), donde se acercó al pensamiento marxista. Angela nunca escondió su pertinencia al Partido Comunista, su estrecha relación con las Panteras Negras y su cercanía con presos/as políticos/as negros/as hicieron que, en 1969, Ronald Reagan, gobernador de California en ese entonces, ordenara que fuera despedida de la Universidad de California, donde era profesora.

En 2006, fue galardonada con el premio Thomas Merton en reconocimiento a su lucha por la justicia y en 2014 recibió el título de doctora honoris causa de la Universidad de Nanterre (Francia). 

Entre sus publicaciones más relevantes se encuentran libros como 

  •  La libertad es una batalla constante (2015).
  • ¿Están obsoletas las prisiones? (2003). 
  • Mujeres, raza y clase (1981).
  • Autobiografía (1974).

En 2021 fue nombrada doctora honoris causa por la Universitat Pompeu Fabra.

¿Cuáles han sido las aportaciones de Angela Y. Davis a lucha feminista?

Angela Yvonne Davis ha llevado a cabo una extensa investigación en numerosos temas relacionados con la raza, el género y el encarcelamiento. Su trabajo tiene como base su propia experiencia: a principios de los setenta, pasó dieciocho meses en prisión después de que su nombre fuera incluido en la lista de «Los diez más buscados» del FBI en Estados Unidos. La acusaban de secuestro, asesinato y conspiración. 

Fue arrestada el 13 de octubre de 1970, después de haber pasado varios meses escondiéndose de la policía y del FBI en un hotel. Dentro de la cárcel presenció la indignidad e ineficacia del sistema carcelario, lo que la llevó a dedicar su vida a la lucha por la libertad de todas las personas encarceladas.

La importancia que tiene su figura en el movimiento feminista y en el movimiento de liberación negro, así como el precedente que sienta para los posteriores estudios sobre interseccionalidad y su análisis sobre la función política de la violación, entre otros, han sido base e impulso necesario para muchas de las actuales corrientes críticas dentro de los estudios feministas pos y decoloniales.

Su lectura radical de la «acción colectiva» es otro de los cimientos de la revisión crítica que propone en la lucha contra el machismo, el racismo y otras formas de discriminación: cualquier acción individual debería servir a un fin más amplio, ya que la única manera de generar cambios proviene de la articulación coordinada de los sectores socialmente oprimidos.

Para Angela Davis, el feminismo es el arma más potente para luchar contra el racismo y el fascismo, puesto que es un vector de crítica y desmantelamiento radical de las estructuras transversales de control político y social, que van desde el espacio doméstico hasta las cárceles, pasando por el trabajo, la identidad o la pertenencia. En sus escritos sobre feminismos señala que el género no tendría por qué competir con la raza y reflexiona sobre cómo el uso generalizado de la categoría “mujer” esconde una racialización oculta según la cual, cuando se nombra a las “mujeres”, en realidad se habla de “mujeres blancas acomodadas”. Asimismo, utiliza la noción de interseccionalidad, incluso antes de ser acuñada por Patricia Hill Collins, para resaltar que muchos de los problemas de las mujeres negras —pero también de las latinas y de clase trabajadora— no son compartidos por las mujeres blancas de clase media.

Angela Davis nos dice todo el tiempo que las causas de las clases trabajadoras, las mujeres y los pueblos racializados, migrantes y empobrecidos del sur global deben unirse para construir un mundo nuevo realmente libre.
 

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