Martha Cooper es una veterana fotógrafa estadounidense, fue una de las primeras fotógrafas que durante los años 70 y 80 documentó y mostró los orígenes de un nuevo fenómeno que emergía en las calles de Nueva York: la cultura Hip -Hop.

Gracias a ella, tenemos entre nosotros las mejores y más representativas imágenes de los comienzos del Hip-Hop en los Estados Unidos: piezas de grafiti en trenes, obras en murales, b-boys, mc’s, breakers… 

Martha Cooper nació en Baltimore (Maryland) en 1942. Su madre era profesora de periodismo, su padre y su tío tenían una tienda de fotografía. Aprendió a fotografiar a la edad de tres años. Se graduó de la escuela secundaria a los 16, con 19 años obtuvo un título de arte en Grinnell College y comenzó a viajar por distintos países. Enseñó inglés como voluntaria del Cuerpo de Paz en Tailandia, viajó en motocicleta desde Bangkok a Londres y obtuvo un diploma de antropología en Oxford. Su primera experiencia en fotografía artística comenzó en Japón, capturando imágenes de tatuajes.

Fue fotógrafa pasante en National Geographic en la década de 1960 y trabajó en el New York Post en la década de 1970, sus icónicas imágenes han aparecido en docenas de libros y revistas, así como en publicaciones de la revista National Geographic, Smithsonian e Historia Natural.

Una de sus tareas en el New York Post era buscar imágenes informales que pudieran utilizarse en el diario cuando quedara algún hueco libre. Comenzó retratando una serie que mostraba a los niños neoyorquinos jugando a espaldas de sus padres en algunas de las zonas más degradadas de Nueva York.

Un día de regreso al trabajo se paró a fotografiar el arte de su vecindario. Admiradora de aquel arte (grafiti), comenzó a entablar conversación con los niños y jóvenes que lo realizaban y poco a poco se introdujo en un mundo desconocido por aquel entonces, de manos de Edwin Serrano, un artista que conocía a los principales artistas de la zona.

En aquella época muy pocos grafiteros tenían cámaras decentes para inmortalizar sus obras y algunas podían durar solo unos días antes de que el Ayuntamiento las borrase, así que ella se encargaba de retratarlas y luego les regalaba algunas copias.
Lejos de entender esas muestras de arte en los trenes como vandalismo, Martha Cooper retrató cada uno de ellos con amor y respeto, por lo que se ganó la confianza de los artistas de se jugaban el pellejo para dejar su opinión y sus sentimientos en cada vagón y espacio público sin ser vistos. 

Años después recopilaría todo aquel material en Subway Art, su primer libro -considerado la biblia del grafiti: a día de hoy ha vendido más de medio millón de ejemplares-, publicado junto al también fotógrafo Henry Chalfant. Tras dejar su empleo en el Post para dedicar más tiempo a su nueva pasión, el director de la revista alemana Art Magazine les sugirió que llevaran su proyecto a la Feria del Libro de Fráncfort, a donde volaron costeándose sus propios gastos. Allí conocieron a los responsables de Thames & Hudson, que se convirtió en su editorial. Y así llegarían otra decena de monografías, como Hip hop files: Photographs 1979-1984 (2004) o New York state of mind (2007), dedicadas a una urbe que ya solo existe en papel. 

En 2019 se estrenó el documental ‘Martha: a picture story’ que narra su historia como una leyenda del fotoperiodismo por sus imágenes de los inicios del ‘street art’ y por ser uno de los pilares más importantes en la difusión del nacimiento del Hip Hop.

Martha tenía también una inquietud por fotografiar momentos significativos y emotivos como la gente de Belice, restos arqueológicos de la cultura maya en Mohmul y Cuello y también ayudó en diversas obras humanitarias en el mundo. Actualmente es Directora de Fotografía en City Lore, el Centro de Nueva York para la Cultura Popular Urbana.

 

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