La calle y la noche ¡también son nuestras!

¡Ey, ey! Hace un mes fue el 8 de marzo ¡Menudo día! Manifestaciones, publicaciones en redes sociales, noticias… ¡toda una jornada hablando de igualdad de género! Pero lo cierto es que necesitamos el feminismo todos los días, porque el patriarcado no se toma vacaciones, y la desigualdad y la violencia que sufrimos las mujeres está presente los 365 días del año. 

Si estuviste un poco al loro, seguro que pudiste escuchar y leer algunas de estas consignas…

La revolución será feminista o no será’

’Mujeres libres en tierras libres’

‘Si las mujeres se paran, ¡el mundo se para!’

La calle y la noche ¡también son nuestras!

Sobre esta última, ¿a qué nos referimos? ¿Es que acaso las mujeres no tenemos libertad para salir a la calle y hacer un uso del espacio público? Ay… nosotras como siempre exagerando… ¿o no? 

La mentalidad patriarcal ha hecho de la ciudad un espacio por y para el hombre, donde la mujer es “una intrusa”: donde la mujer que va sola se interpreta cómo sexualmente disponible, es vista como un escaparate andante al que se le puede “piropear”, silbar, mirar, gritar, etc. 

Y esto solo si hablamos de acoso callejero… ¿Y el acoso constante que enfrentamos en espacios de ocio nocturno? ¡Menudo melón podemos abrir! Es un hecho que la mayor parte de las agresiones, violencias y malestares que sufren las chicas jóvenes, tienen lugar en estos espacios. 

Los tipos de acoso más frecuentes suelen ser silbidos, miradas indeseadas o comentarios. En el peor de los casos, los tocamientos y la violación. 

Vamos a parar un momento aquí… El piropo, el buen piropo… ¿qué tiene de malo? Lo primero es ¡que nadie te ha pedido tu opinión sobre cuerpos ajenos! Y lo segundo, es que estos comentarios sitúan a cada persona “en su sitio”: la mujer como sexualizada y sumisa ante el hombre como sujeto que mira, desea y juzga. 

Todas estas dinámicas, desde las más sutiles -miradas, comentarios…- hasta las más violentas, están relacionadas con la cultura de la violación. Y todo el que las ejerce participa de alguna forma en ella. 

¿No te lo crees del todo? ¿Aún crees que exageramos? No te preocupes… te traemos unos datos:

Casi 8 de cada 10 jóvenes de Madrid, Sevilla y Barcelona han sufrido acoso callejero, según el estudio del proyecto Safer Cities for Girls, elaborado a partir de 879 experiencias de jóvenes de entre 15 y 25 años de las tres ciudades españolas. 
 

Estas son algunas de las principales conclusiones de esta investigación:

  • Una media del 21% de las jóvenes dice haberse acostumbrado a estas experiencias. La gran mayoría de las participantes de las tres ciudades, un 90% de media, no han recibido ayuda al ser acosadas en la calle.
  • Mayoritariamente, cuando viven una experiencia de inseguridad y/o acoso en la calle, recurren a su familia o amistades (25%), también eligen rutas alternativas (15%) o evitan volver a la zona solas (12%). 
  • Según el estudio, las jóvenes recurren a estrategias para autoprotegerse: buscar compañía para no tener que ir solas, ir por otras calles, cambiar su manera de vestir, escuchar música para no escuchar ciertos comentarios, fingir que hablan por teléfono o compartir su ubicación en tiempo real. 
  • El 84% de las niñas y mujeres han sufrido esta violencia en las calles de Madrid. Es tan habitual que muchas lo viven como ‘el precio a pagar’ por salir a la calle. 
  • En cuanto al lugar donde se produce el acoso, el 43% de los casos tienen lugar en la calle, aunque las jóvenes también mencionan los parques y zonas ajardinadas amplias o las estaciones de transporte público.
  • Respecto a las franjas horarias, el 54% de los casos de acoso callejero ocurren de noche o de madrugada. 

¿Menudo cuerpo se te queda no? Igual no exagerábamos tanto… Vaya, vaya.

Viendo este panorama y pensando en cómo contribuir a solucionarlo la Concejalía de Feminismos y Agenda 2030 lanzó el proyecto ‘Getafe Ciudad Segura’, con la idea de realizar avances hacia un urbanismo feminista; un urbanismo que entienda el espacio público como un lugar de convivencia, que favorezca el tejido social y la distribución de los cuidados para hacer de las calles de Getafe un lugar más seguro y habitable.

Definitivamente: sí, las mujeres somos violentadas en distintos espacios y la calle y el ocio nocturnos no se libran. Y por si alguien todavía no se lo había planteado… ¡también tenemos derecho a disfrutar de estos espacios! Es por eso, que no nos cansamos de repetir que…

¡LA CALLE Y LA NOCHE TAMBIÉN SON NUESTRAS!
 

Fuentes: